Adurza, Juan de. ?, s. m. s. xv – Italia, I.1530. Argentier y tesorero general de Carlos V.
Avecindado en Vitoria, sus primeras labores en la administración se remontan a 1518 y 1519, cuando se encargó de la gestión de las rentas de la Orden de Calatrava en Andalucía y de la mesa maestral de Santiago en la provincia de León. Bien relacionado con el entorno flamenco-borgoñón del joven Rey, fue comisionado de Guillermo de Croy, tras la designación de su sobrino como arzobispo de Toledo, para ocuparse de los gastos que recayeron sobre las rentas de la diócesis más rica de España. En septiembre de 1520, al fallecer el argentier Nicolás de Riflart, que había acompañado a Carlos V en su primer viaje a España, se nombró en su lugar a Juan de Adurza “nostre amé et féal conseilller, argentier et commis á tenir le compte de la despence extraordinaire de nostre hostel”. Acompañando al nuevo Emperador, Adurza ya tuvo ocasión de demostrar su habilidad para negociar con los banqueros los préstamos necesarios para afrontar los crecientes gastos palatinos.
Tras regresar a Castilla, en septiembre de 1522, además del mantenimiento de la Casa Real, Adurza hubo de asumir algunas de las actividades propias de la Tesorería general, como la venta de juros y diversos pagos militares. Tales funciones se comprenden en el contexto de cambios que afectaban a los responsables de la gestión hacendística y, en particular, al tesorero general Francisco de Vargas. Al fin, durante 1523, se llevaron a cabo diversas reformas del gobierno de la Hacienda Real. Entre los rumores que discurrían por la Corte, se comentaba la buena disposición del argentier del Emperador y su posible encumbramiento. Pero, aunque entonces no hubo cambios en la titularidad de la tesorería general, Adurza aumentó gradualmente su intervención en la gestión de los ingresos y gastos, toda vez que en septiembre Vargas cesó en sus funciones.
En efecto, los recursos que manejaba el argentier superaban el ámbito de gestión de la Casa de Carlos V, pues también reunía y distribuía fondos destinados a fines militares y, en particular, referentes a la campaña contra los franceses. Asimismo, por entonces fue nombrado tesorero de la casa de moneda de Sevilla. Meses después, en marzo de 1524 se reconstituyó el Consejo de Hacienda y se creó un nuevo sistema de receptorías generales, a cuyo frente se situó a Gutiérrez de Madrid.
Pero Adurza no sufrió una merma de sus competencias, y durante los meses siguientes continuó recibiendo y distribuyendo los fondos de la Casa (evaluados en unos doscientos mil ducados anuales), así como llevaba a cabo pagos militares, mercedes, etc. Cuando, en enero de 1525, culminó el proceso de gestación del Consejo de Hacienda, en su seno Carlos V decidió la incorporación de Juan de Adurza, con objeto de unificar los oficios del argentier, para atender a los gastos personales y al abastecimiento de la Casa, y de tesorero general de la Corona de Castilla. Dentro de las ordenanzas del Consejo de Hacienda se introdujeron las oportunas, aunque someras, indicaciones para Adurza, que para resultar elegido para el cargo había recibido, según parece, la recomendación del poderoso Francisco de los Cobos. Durante los años siguientes, la tesorería general de Castilla terminó por asumir las funciones propias del argentier, si bien las cuentas resultantes reflejaron las contradicciones del proceso. Entreverados, pagos de la Casa, obras y reparos, obligaciones militares, imprevistos de toda índole, cambios y asientos, operaciones en las ferias, compusieron el nódulo de las actividades de Adurza hasta que falleció a finales de enero de 1530, mientras se encontraba en Italia formando parte del séquito del Emperador que asistía a la coronación de Bolonia. A decir del embajador Martín de Salinas, que se encargó de ordenar su entierro y bienes, con su desaparición Carlos V perdía “un buen servidor, y yo un buen pariente y amigo, porque en muchas necesidades me ha socorrido”.
Bibl.: J. E. Gelabert González, “La corte de Carlos V y los banqueros italianos en las cuentas de Juan de Adurza, argentier de su Majestad”, en Aspetti della vita economica medievale, Florencia, E. Ariani e L’arte della stampa, 1985, págs. 515- 529; E. Aerts y H. de Schepper, “Argentier (1468-c. 1520)”, en E. Aerts et al. (eds.), Les institucions du Gouvernement central des Pays-Bas Hasbourgeois (1482-1795), Bruselas, 1995, págs. 558-563; C. J. de Carlos Morales, “La problemática definición de los soportes hacendísticos de las Casas reales” y “Juan de Adurza”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vols. I y III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 251-259 y págs. 17-20, respect.
Carlos Javier de Carlos Morales